Han transcurrido 83 días desde que el gobierno argentino decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio (o cuarentena), y ha decidido extenderlo –en principio- hasta el 28 de junio.
Sin tener la menor idea de cuánto tiempo duraría este encierro obligatorio, el primer día de la cuarentena inicié un álbum de fotos en mi perfil personal en una de las redes sociales, y diariamente agrego una que representa algo que haya hecho ese día, algo que haya valorado, o que me haya puesto un poquito de mal humor, o que me haya hecho sentir bien o mal.
Nunca pensé que llegaría a tener unas 100 fotos (quizás más; quién sabe hasta cuándo dure este encierro), pero sigo agregándolas a diario, porque a futuro podré mirarlas y recordar todo eso que me pasó y todo eso que hice –y que no pude hacer- durante esta extraña y a veces aparentemente interminable situación de encierro y aislamiento.
Lo cierto es que, revisando mi álbum, confirmé que el SED viene con un kit de elementos al mejor estilo MacGyver: están allí, dentro de un bolsillo, en un estante, o en nuestra cabeza, y en el momento en el que nuestra situación cambia, rápidamente, sin previo aviso, sin rumbo ni duración definidos, encontramos algo que nos ayuda a atravesar el vendaval.
Por ejemplo: hoy podemos levantarnos de la cama y hacer lo que habíamos planificado ayer. O podemos tener una complicación médica que nos impide hacer varias cosas. Pero casi siempre nos damos maña para HACER, lo que esté a nuestro alcance.
Por ejemplo: hoy podemos levantarnos de la cama y hacer lo que habíamos planificado ayer. O podemos tener una complicación médica que nos impide hacer varias cosas. Pero casi siempre nos damos maña para HACER, lo que esté a nuestro alcance.
Muchas cebras vivimos con objetivos de corto plazo, o con objetivos de largo plazo, pero con alternativas de direcciones y caminos. Nos adaptamos a circunstancias cambiantes, y tal vez por eso es que muchas de nosotras aceptamos que esta cuarentena “es lo que hay”, y buscamos (¡y encontramos!) elementos que nos ayudan a seguir andando, como siempre en nuestras vidas.
Hace unos días hablaba sobre esto con mi traumatólogo, a quien tuve que consultar por una emergencia, y coincidimos en que esta fragilidad en el cuerpo viene con una capacidad de adaptación que muchas veces supera el promedio. Vivir con dolor crónico, con articulaciones inestables, con la incertidumbre sobre lo que le pasará a nuestro cuerpo en un mes, una semana… o al día siguiente, puede ser devastador para una persona que no padece esta enfermedad. Para nosotros es algo cotidiano.
De todas maneras, y como siempre pasa, para muchas personas de nuestro entorno no es fácil entender que, aún con esta capacidad de adaptación, hay actividades que están vedadas para nosotros, o que en todo caso podemos hacer, aunque con serias consecuencias para nuestro cuerpo maltrecho.
Esta cuarentena nos ha puesto en la situación de tener que cuidar nuestra escasa salud, pero intentando evitar todo lo posible salir de casa.
Durante el primer mes tal vez esto no haya sido demasiado complicado, si no tuvimos situaciones de emergencia médica, o si las tuvimos, pero pudimos manejarlas solos (algo comenté en la entrada “Manejando nuestros problemas de salud a distancia").
Ahora, que vamos camino de cumplir 3 meses de cuarentena, la situación es un poco diferente. Las enfermedades crónicas deben controlarse. Y las cebras podemos tener muchas. Por ejemplo, Disautonomía, problemas digestivos (como disfagia, reflujo gastroesofágico, dismotilidad u otros), problemas neurológicos, cardíacos, activación mastocitaria, y otras enfermedades crónicas, asociadas o no al SED (enfermedades autoinmunes, diabetes, colesterol alto, problemas de tiroides, etc)
Una cosa es comunicarnos en forma virtual con nuestros médicos para pedirles una receta, o para enviarles los resultados de un análisis de control, y otra muy diferente es tener una lesión aguda en una articulación que no sabemos cómo manejar, o que ciertos síntomas empeoren o cambien repentinamente, o que –dependiendo del tipo de SED que tengamos- notemos que súbitamente tenemos síntomas que requieren de una consulta urgente; por ejemplo, en el SED vascular, el dolor torácico o abdominal de aparición súbita, que podría ser indicador de la ruptura de tejidos arteriales o de órganos internos, o en otros tipos de SED la pérdida súbita de la visión en un ojo, que podría ser indicador –por ejemplo- de un desprendimiento de retina. Estos son tan solo un par de ejemplos, para destacar que podemos estar ante situaciones que necesiten de una consulta médica. Durante la cuarentena debemos intentar…
Evitar las consultas médicas. Pero no siempre podemos hacerlo
Durante todo este tiempo aislamiento mucho se ha discutido sobre el posible colapso del sistema de salud a causa del coronavirus. Se han escrito muchas recomendaciones sobre no acudir a los centros de salud y a las salas de guardia, en especial para las personas que estamos en grupo de riesgo, con un doble objetivo: dejar espacio para quienes están infectados con coronavirus (o creen estarlo y deben confirmarlo o descartarlo), y resguardar nuestra escasa salud, ya que la visita a los hospitales tiene implícita la posibilidad de estar en contacto con personas que tengan COVID-19 y de contraerla.
En el sitio web del Ministerio de Salud de la Nación Argentina, en la sección “Preguntas frecuentes - Coronavirus (COVID-19)” podemos leer:
“¿Se puede ir a una consulta médica?Podés ir al médico sólo si se trata de una emergencia o una situación que no se puede resolver por vía telefónica o videollamada. Reducir el contacto es reducir las posibilidades de contagio.”
El Ministerio de Salud también elaboró en abril de 2020 una guía llamada: “COVID-19 – Consulta médica programada – Recomendaciones, en la que podemos leer una serie de medidas que deben tomar los centros de salud en cuanto al ingreso a los mismos, a las salas de espera y a los consultorios.
En esta guía nuevamente se aconseja restringir las consultas presenciales a casos indispensables, y también se alienta a que los trámites se realicen en forma remota siempre que sea posible; a acortar la interacción entre personas en la sala de espera y consultorios, y para realizar otras consultas, sugiere implementar dispositivos en forma remota cuando sea posible (por ejemplo, seguimiento de patologías crónicas y estables).
Estas recomendaciones, sumadas al temor que genera un posible contagio, probablemente hayan tenido un efecto no deseado, ya que recientemente, distintas publicaciones han hecho notar la merma en las consultas por parte de pacientes con enfermedades preexistentes, que podría implicar un empeoramiento de su condición médica. Por dar dos ejemplos:
El número de personas evaluadas para detectar signos de accidente cerebrovascular en los hospitales de EE. UU. se redujo en casi un 40% durante la pandemia de COVID-19, según un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, que analizaron las evaluaciones de accidente cerebrovascular en más de 800 hospitales en 49 estados y el Distrito de Columbia. Los hallazgos indican que muchas personas que sufren accidentes cerebrovasculares pueden no estar buscando la atención médica que les podría salvar la vida (1).
En nuestro país, un relevamiento realizado por la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina y de la Cámara de Entidades de Diagnóstico y Tratamiento Ambulatorio (Adecra + Cedim) alertó sobre el riesgo de complicaciones y de muertes en exceso por la falta de diagnóstico y tratamiento oportuno de enfermedades mayores que afectan a la población; entre ellas los problemas cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes, el cáncer y otras enfermedades, tanto físicas como mentales (2).
Entonces, debe destacarse que hay circunstancias en las que ES NECESARIO consultar al médico, y tomando todos los recaudos necesarios, es importante hacerlo.
En mi caso, desde que comenzó la cuarentena, he estado en contacto con varios de mis médicos en forma virtual por el control de mis enfermedades, y hasta ahora me ha tocado hacer cinco consultas presenciales: dos por una fractura en un dedo del pie (la primera para evaluarla, la segunda por control), dos por mi tratamiento dental (que había quedado trunco luego de una cirugía al comenzar la cuarentena) y una por mis problemas neurológicos, ya que en los últimos 4 meses he perdido por completo la sensibilidad en las yemas de los dedos de las manos, y además de ser algo sumamente molesto, es peligroso, porque no siento nada… incluyendo el dolor. Además tuve uno de los controles de mi hepatitis autoinmune (que consistió en un análisis de sangre cuya extracción me hice en un laboratorio de análisis clínicos).
Creo que es importante hacer un balance entre cuidarnos para evitar contraer la COVID-19, y cuidarnos para evitar que nuestras enfermedades empeoren, avancen, se desestabilicen o tengamos complicaciones. Esto es algo que deberíamos hablar con nuestros médicos si es posible. Y si no es posible, deberíamos tomar la determinación de cuidar nuestra maltrecha salud, tomando todos los recaudos necesarios en esta situación especial que se ha prolongado mucho más de lo que todos quisiéramos.
Mientras escribo estas líneas, leo en los diarios de tirada nacional que debido al aumento de casos de COVID-19 durante los últimos días en Argentina, el Presidente estaría evaluando volver a la cuarentena absoluta. Por lo pronto, en mi ciudad había cesado la restricción para circular por la calle (en caso de absoluta necesidad) por terminación de DNI (unos días los pares, otros los impares), y hemos vuelto a ella.
Como decía al principio, esta situación de aislamiento preventivo hasta ahora no tiene ninguna fecha posible de terminación, y aunque es sumamente importante que tomemos todos los recaudos necesarios para minimizar los riesgos de contagio, debemos obtener tratamiento y controles para aquellos problemas de salud que lo requieran.
Ojalá volvamos a una cierta normalidad en el corto plazo; mientras tanto, yo sigo sumando fotos a mi álbum diario, que hoy tiene 83 fotos.
Ale Guasp
Referencias bibliográficas:
1) Estudios de imágenes para ACV se redujeron 40% durante la pandemia. Autor/a: Akash P. Kansagra, et al. Fuente: NEJM DOI: 10.1056/NEJMc2014816 Collateral Effect of Covid-19 on Stroke Evaluation in the United States. Publicado el 12/05/2020 en el portal Intramed (https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=96109)
2) La epidemia por coronavirus no elimina ni posterga otras enfermedades. El desafío de no caer en desatención. Comisión de Directores Médicos Asociación de Clínicas y Sanatorios ADECRA CEDIM. Documento online: https://www.adecra.org.ar/wp-content/uploads/2020/05/Recomendaciones-Direcci%C3%B3n-M%C3%A9dica-ADECRA-CEDIM_Version-Final.pdf
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