Cuando tenés dolor crónico y/o una enfermedad crónica, a veces es difícil pensar que es posible tomarse las cosas (o al menos algunas…) con humor.
Sin embargo, una vez leí que el humor siempre está ahí, como las estrellas están durante el día, aunque no podemos verlas cuando estamos cegados por la luz que las mantiene escondidas. Sabemos que están, y pueden hacerse evidentes cuando sea el momento correcto: en la oscuridad.
Como sabrás si sos una cebra, vivir con una enfermedad como el SED puede ser muy difícil.
Podemos tener dificultades para trabajar, o podemos estar incapacitados para hacerlo; tareas simples como hacer las compras, preparar la comida, caminar, e incluso comer o respirar pueden ser desafíos para nosotros.
Afrontamos muchos gastos médicos, consultamos profesionales de la salud con mucha más frecuencia de la que quisiéramos, nos encontramos con profesionales que desconocen por completo nuestra enfermedad, lidiamos con la monstruosa burocracia del sistema de salud, en ocasiones no tenemos energía; ni para pasear, ni para visitar a amigos y familiares, y a veces ni siquiera para luchar por nuestros derechos más básicos; los de recibir una atención médica adecuada.
Todo esto puede ser abrumador y agobiante, y aunque afrontarlo puede ser todo un desafío, siempre es posible tomarse aunque sea un breve un momento para sonreír. Porque detenernos para sonreír muchas veces puede ayudar a aligerar la carga.
Algunas personas miran una película o un programa de televisión divertido, leen algún libro, o historia graciosa, y algunos simplemente tratamos de encontrar un lado (tragi)cómico en esa situación difícil que nos toca (que probablemente no todos entiendan ni compartan…).