20 de julio de 2020

La amistad en tiempos de enfermedad

Hoy en Argentina se celebra el Día del Amigo. La idea surgió cuando el hombre pisó la Luna por primera vez, y un odontólogo argentino envió 1000 cartas –en aquel entonces por correo postal- a todos los rincones del mundo, destacando ese hecho tan especial, que unía a toda la humanidad. Recibió nada menos que 700 respuestas... y ese fue el comienzo de la celebración del Día del Amigo en nuestro país.

Hoy, 20 de julio de 2020, quiero decir varias cosas. Ninguna demasiado profunda; es solo lo que pienso y quise compartirlo aquí: 

Quienes tenemos enfermedades crónicas, especialmente Síndrome de Ehlers-Danlos, que es tan variable en cuanto a presentación, síntomas, posibilidades y limitaciones, y tan desconocido por el colectivo médico y por la sociedad, podemos sentirnos solos y vulnerables, aún cuando estemos rodeados de gente. Porque es muy difícil explicarles lo que nos pasa a personas que no pueden siquiera imaginarlo (aunque sepamos que lo intentan desde el fondo del corazón). 

No me atrevería a afirmar que todas, aunque sí muchas cebras nos hemos distanciado de alguno que otro amigo. La situación es triste, pero real: si tus problemas de salud o tu discapacidad te impiden participar en forma reiterada de reuniones sociales, paseos, viajes, etc., llegará un punto en el que… dejarán de invitarte. Ese momento marca el punto de inflexión a partir del cual comienza un distanciamiento que no suele tener retorno, y que se convierte en algo diferente de la amistad.

Por eso es que… 


Quiero darles las gracias a aquellos amigos que siguen invitándome a hacer actividades; incluso a veces sobre la hora. Y cuando ese es el caso, esperan con paciencia a que guarde mi kit de supervivencia para cebras, que lo revise, y que eventualmente agregue algo más, por las dudas.
Todavía recuerdo cuando yo podía hacer actividades sin planificarlas y sin tener que pensar en las consecuencias que podrían tener en mi cuerpo, y hoy me reconforta tener amigos que tienen la paciencia para esperarme, porque de eso depende que compartamos un rato juntos haciendo alguna actividad placentera. 

Agradezco que en mi camino se hayan cruzado esas personas que me llaman o me envían un mensaje cuando no tienen noticias mías. Ellos saben que la razón más probable es que esté atravesando un mal momento de salud, y podrían evitarme, para no tener que escuchar que tengo tal o cual problema médico. Sin embargo, se comunican conmigo, y me ofrecen ayuda. 
Tal vez no lo sepan, pero para quienes estamos enfermos es muy importante que la gente “sana” nos tenga en cuenta y se comunique con nosotros, con todas nuestras ñañas a cuestas. Porque seguimos siendo las mismas personas de siempre; es solo que nuestro cuerpo está maltrecho. 

Mis verdaderos amigos comparten conmigo la creencia de que la amistad es un ida y vuelta. Es hacer cosas juntos. Es hacer por el otro sin pedir nada a cambio. Porque en la amistad verdadera… siempre hay algo a cambio, aun cuando no se pida: una sonrisa cómplice; un abrazo sincero; un “te entiendo” que realmente significa eso; un llamado, y no un “si necesitás algo, llamame”. Todo eso vale oro, y lo aprecio muchísimo. 

He comprobado más de una vez que las amistades que surgen por necesidad, de una o de ambas partes, no tienen un buen destino. Si una persona necesita algo, puede pedirlo, sin tener que poner a prueba algo tan sagrado como la amistad. Está bien que alguien pida algo (material o espiritual) cuando le hace falta, y está bien que alguien entregue algo, porque quiere y puede hacerlo. No es necesario que dos personas sean amigas para que eso suceda. Está bien que dos personas busquen alcanzar algún objetivo y se unan para lograrlo, pero no es necesario que se conviertan en amigas por ese hecho. Pienso que no deberían mezclarse necesidad, empatía y amistad. 

Me gustan los amigos que no tienen temas tabú. Por ejemplo, tengo una amiga que padece cáncer, y no hablamos sobre “eso”, ni sobre “lo que le está pasando”, ni nada parecido. Yo tengo varias enfermedades, y también hablamos sobre ellas sin tapujos. Es grandioso tener amigos con quienes podemos hablar sobre enfermedades, sobre política, sobre economía, sobre religión, sobre origami, sobre tejido, sobre descubrimientos científicos y sobre cualquier otro tema que surja. Y aunque a veces disentimos y discutimos, somos amigos porque nuestra amistad está por encima de nuestras diferencias, y porque fundamentalmente, nos respetamos mutuamente. 



Termino esta breve entrada con un texto de Maya Angelou (escritora, poeta, cantante y activista por los derechos civiles estadounidense, que dejó este mundo en 2014): 
"He aprendido que no importa lo que pase, o lo malo que parezca hoy, la vida continúa, y será mejor mañana.
He aprendido que podés saber mucho sobre una persona por la forma en que maneja estas tres cosas: un día lluvioso, el equipaje perdido y las luces de Navidad enredadas.
He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén.
He aprendido que "ganarse la vida" no es lo mismo que "tener una vida".
He aprendido que la vida a veces te da una segunda oportunidad.
He aprendido que no debemos ir por la vida con un guante de béisbol en ambas manos; tenemos que ser capaces de devolver algo.
He aprendido que cuando decido algo con el corazón, generalmente tomo la decisión correcta.
He aprendido que incluso cuando tengo dolores, yo no tengo que ser uno para los demás.
He aprendido que cada día deberías acercarte a alguien y tocarlo.
La gente ama un abrazo cálido, o simplemente una palmada amistosa en la espalda.
He aprendido que todavía tengo mucho que aprender. He aprendido que las personas olvidarán lo que dijiste, olvidarán lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo los hiciste sentir". 

― Maya Angelou 



¡Feliz Día del Amigo! 


Ale Guasp

2 comentarios:

  1. Lo bueno si breve... Concuerdo en eso de hoy por mi y mañana por ti que algunos se regocijan en aclarar. Siempre digo que no estoy de acuerdo con esa molesta propuesta. Aprendi a no esperar nada y sentirme conforme y hasta agradecida de no seguir teniendo la posibilidad de una frustración, si puedo evitarla. Agradezco aprender y disfrutar de la compañia de personas profundas y verdaderas. No me prendo a cualquier barrilete. Agradezco conocerte y compartir el camino con vos Ale. Gracias por tantos buenos momentos. Un abrazo y mi cariño para vos.💚

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    Respuestas
    1. Gracias por tu amistad, María Julia!
      Gracias por estar, siempre.
      Gracias por tender manos, por tender redes, por HACER a pesar de, y por HACER porque sabés que siempre hay quien recoge eso que sembrás con tanta dedicación y tanto amor.
      Es un placer que hayamos cruzado caminos y que pueda contarte entre mis amigos.
      Un abrazo enorme,
      Ale

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